Crónica BTT: Salida a Villajoyosa 21-23 octubre 2022

Impactos: 7


El pasado fin de semana,  21 – 23 de octubre viajamos a Villajoyosa, a la salida del grupo de bicicleta organizada por Elisa Mayor y Rafa Domenech.  

Villajoyosa, o La Vila Joiosa en valenciano, significa villa alegre y así resultó esta actividad, alegre desde el principio al fin. Será por sus entusiastas anfitriones, será por el clima, será por la ciudad en sí, o por todo a la vez, pero todos disfrutamos mucho. 


El viernes por la tarde fuimos llegando a casa de Elisa en pleno campo de Villajoyosa, y allí en el jardín instalaron la mesa para cenar nada menos que 32 participantes!! Con una temperatura ideal y las ricas viandas aportadas entre todos, se estaba en la gloria. No hubo concurso de tortillas como se vaticinaba, pero sí manjares gourmet bien regados por las bebidas del frigorífico de los anfitriones. 

El sábado empezamos la ruta todos juntos a las 8:30 desde el centro donde estaba nuestro hostal, guiados por José Miguel, ciclista oriundo de la zona. Formábamos una larga fila por los caminos y carreteras. Pasamos por Orcheta y llegamos hasta Sella donde nos dividimos en dos grupos de unos quince ciclistas cada uno. Un grupo siguió por la ruta larga, y el otro se decantó por tomar un café en el pueblo, dar una vuelta más corta y terminar con una visita a la fábrica de chocolates Pérez, comida y baño en la playa. 

La ruta larga fue muy variada y amena, con tramos más técnicos y otros más fáciles, algunas subidas duras, trialeras y monosenderos disfrutones. José Manuel del Río guiando y la gente siguiéndole, muy competentes. La primera bajada es la que más me impresionó porque era estrecha, rota y tenía un cortado a la izquierda nada despreciable, así que echamos pie a tierra a menudo. Pudimos disfrutar de bonitas vistas, con el mar al fondo en alguna ocasión. El pantano de Relleu, en la mitad de la ruta, es un sitio paradisiaco, se trata de un antiguo embalse en desuso que se ha ido rellenando de sedimentos y es ahora una pradera verde preciosa por la que pasea la gente. Nos tomamos un aperitivo en un bar típico al lado de una carretera para coger fuerzas y seguir pedaleando. En ese punto Alejandro nos dejó y tiró para El Campello. Fueron 46 km en total con un desnivel positivo de 1.112 m. Tuvimos la suerte de que estaba nublado y el calor no apretó demasiado, y sólo hubo un pinchazo. Después de 6 horas aproximadamente, completamos la ruta circular y hasta tuvimos tiempo de darnos un chapuzón en playa Paraíso.

A las cinco de la tarde comenzó la visita cultural, primero en el museo arqueológico de la Vila y después por el casco antiguo, las murallas y el paseo marítimo, explicado por un más que ilustrado y pedagógico guía. Es sorprendente la historia tan rica de esa zona y, por ende, de España. Cuántas civilizaciones la han poblado! Cuántas guerras, conquistas y reconquistas! Romanos,  moros, cristianos! Es impresionante ver las ánforas tan bien conservadas de la nave romana que naufragó en el siglo I antes de Cristo en las costas de Villajoyosa, antigua Allon. Sería por los lingotes de plomo que transportaba para la nueva casa de Nerón?

Para rematar la jornada nos fuimos paseando por el paseo marítimo hasta la lonja del puerto donde cenamos. El pescado abundante y, sobre todo, fresco, nos sentó de maravilla. No hay duda de que los organizadores supieron estirar bien la cuota que pagamos.

El domingo ya anunciaron que la ruta sería turística para visitar sitios emblemáticos del lugar. Y así fue. Guiados por José Miguel pudimos disfrutar de lo que haría un turista en bicicleta, es decir, una buena vuelta por todo el paseo marítimo a primera hora de la mañana, y después por las cercanías del pueblo, varias playas y calas preciosas, como la del Charco y la del Bol Nou. Pero también hubo que esforzarse, porque subidas y bajadas no faltaron. Como cosas curiosas visitamos la Roca encantada con su leyenda propia de la dama o bruja, y la Olivera Grossa, un olivo milenario, de los árboles más antiguos de España. Su tronco leñoso parece piedra caliza al que todavía se puede subir. Fue un placer rodar por los caminos con el Puig Campana al fondo, el olor a romero y azahar y la vista de los naranjos de esa rica tierra.

Nuestra intención era haber terminado con una buena paella en un restaurante típico, pero ese domingo estaba cerrado… Hubo que cambiar planes, algunos volvieron a comer en casa de Elisa y Rafa, otros nos volvimos para Madrid.

En conjunto, una salida perfecta, de alto nivel y disfrutona!

Gracias a los organizadores porque no escatimaron en hospitalidad, y a todos los demás por su participación!

Cronista Laura Cerezo Padellano

Los comentarios están cerrados.