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Tras tener que postponer la salida de finales de mayo a finales de junio por las fuertes lluvias que se preveían, salimos cinco peñalaros a las bonitas e interminables gargantas de Gredos, en concreto a la Garganta de Galín Gómez, por la que subimos para hacer vivac en la Laguna de los Caballeros, previo paso por el Barrerón de las Hoyuelas Bajas. Allí llegamos para comer y nos refrescamos convenientemente tras una jornada que se preveía muy calurosa, y que finalmente no fue tanto.
A lo largo del día habíamos disfrutado de los piornos en flor y de un entorno, lleno de agua debido al último mes de lluvias, verde y magnífico. También de las cabras montesas, que no tienen ningún miedo al hombre y, por lo tanto, permiten que las veas relajadas, comiendo hierba muy cerca o los machos peleándose, con esas enormes cornamentas. Pero, pensándolo bien, ¡los observados éramos nosotros por ellas!
En esta jornada, después de comer, Juan, Lalo (alias Patroklo) y Nacho asciendieron el pico Juraco, cuyas laderas rocosas se levantan por encima de la laguna. ¡Parece que les había sabido a poco los 11 kms. y 1.000 metros de desnivel que habíamos hecho hasta entonces con las mochilas bien cargadas!
El domingo, tras un relajante desayuno, y todavía sin mucho calor, subimos los 400 metros que faltaban a la cumbre de La Covacha, y bajamos por la garganta de la Vega. Fue un día muy caluroso y largo -recorrimos 15 kms.- por lo que paramos en las lagunas y en el río para bañarnos varias veces. El final se hizo eterno tras descender 1.300 metros con las mochilas de vivac, que, aunque algo menos pesadas, no lo parecían a nuestras castigadas espaldas.
El recuerdo que se queda son dos días magníficos en comunión con esa naturaleza tan salvaje de Gredos y el compañerismo de los amigos que finalmente pudieron asistir a esta convocatoria.
